dimecres, 16 de juliol del 2008

PISASTE FUERTE, NO APLASTASTE, PERO NO TE OLVIDAREMOS






Se acabó. La etapa de Ronaldinho ha llegado oficialmente a su fin. Ayer por la noche se selló el acuerdo entre las 3 partes y el Gáucho es ya nuevo jugador rossonero.

Las cifras todos ya las sabéis. El Milan pagará 21 millones fijos y 4 variables en función de si el club lombardo se clasifica o no para la Champions en los 3 años que jugará el brasileño en San Siro. A nadie se nos escapa que lo más seguro esque el Barça reciba los 25 millones en su totalidad, ya que en 10 años, el Milan se ha clasificado 9 para la máxima competición continental.



Ahora que ya ha llegado el día del adiós definitivo, es momento de sacar conclusiones y de explicarnos en que estado anímico nos encontramos con la marcha del que fue el emperador del fútbol continental sin nungún tipo de paliativos.

Nosotros tenemos una mezcla de sensaciones, pero generalmente estamos satisfechos. Satisfechos porque creemos que se ha llevado el tema de la mejor manera posible. Hacía mucho, muchísimo tiempo que un jugador emblemático del barcelonismo salía por la puerta grande, sin polémicas ni cruce de reproches y acusaciones. La foto que hoy sale publicada en todos los periódicos en la que salen Galliani, el propio jugador y Laporta juntos y sonrientes, da fe de que la salida de Ronaldinho se ha efectuado sin traumas ni rencores de por medio.

Esta gestión hay que atribuírsela a Laporta (cuando hay que pegarle palos se los pegamos, pero cuando hay que echarle un cumplido, es justo hacerlo también), quien por un lado, ha tenido muy en cuenta la voluntad del jugador en acabar de rossonero y por el otro, ha sabido gestionar muy bien la oferta del City para acabar arrancándole al Milan, casi el doble de lo que en un principio ofrecía.

Adicionalmente, Guardiola se quita un peso de encima. Si el brasileño se hubiese quedado, hubiese supuesto un problema grave para la convivencia general del grupo. No es bueno tener a un jugador de la talla de Ronaldinho en la grada por mucho que se lo merezca. Ronaldinho tenía adquiridos unos vicios que hubiesen supuesto cancerígenos para el resto de compañeros. Necesitamos trabajo, sacrificio, compromiso y dedicación. Lamentablemente, eso Ronaldinho no nos lo podía ofrecer de ninguna manera.

 

El pequeño de los de Assís nos ha dado 3 años que dificílmente lo podremos volver a ver con algún otro jugador. Cuando recordamos sus slaloms, sus asistencias, sus lanzamientos de falta, su mágia, todavía se no saltan las lágrimas de lo felices que eramos cuando ese jugador comprometido e idolatrado por todo el planeta nos brindaba tarde tras tarde, minutos de gloria y espectáculo. Eso no se lo podremos negar jamás y le estaremos eternamente agradecidos.



Ahora bien, también estamos tristes. Lo estamos porque se nos va un jugador que se ha conformado tan solo con aquellos 2 años y medio gloriosos. Justo cuando estaba en la cúspide, cuando ya era campeón de Europa y con un balón de oro en su haber, decidió dedicarse a otras cosas en vez de ejercer su profesión. Ronaldinho se abandonó durante los 2 últimos años. Atrincherado en el gimnasio sin apenas entrenar y llevando la misma vida nocturna que cuando tenía 24 años, el Gáucho empezó a bajar pistón en su rendimiento.

La paciencia de todos se agotó la pasada temporada. Hasta Rijkaard, harto de defenderlo y darle segundas oportunidades, decidió relegarlo al banquillo. El principio del fin era un hecho.

Y así hasta el final de temporada. Ronaldinho no podía seguir ni un minuto más en el Barça. El jugador había perdido motivación alguna y el club necesitaba gente con la misma hambre del 10 en el 2003. El fin ya era una realidad.



A nivel de balance final, podemos decir que el Barça ha amortizado al jugador con creces. Aquí es donde Ronaldinho se hizo grande, donde realmente dió el salto de calidad para convertirse en un icono y en un ganador. Es cierto que el Barça le debe mucho, pero que nadie se olvide de que quizás, quien tiene que estar más agradecido es el propio jugador con el club, quien lo sacó de París y de una Liga menor, para jugar en una de las mejores.


Ronaldinho Gaúcho, el jugador que quizás nos ha hecho disfrutar más en nuestras vidas pero que también nos decepcionó debido a las grandes expectativas que teníamos en él.

Aquí se gestó el gigante, que durante 2 años pisó fuerte, pero que desaprovechó una oportunidad única de aplastar.



A pesar de todo: RONNIE, JAMÁS TE OLVIDAREMOS



No sabéis la nostalgia que sentimos!

 

 


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