A pesar de nuestro escepticismo inicial, Zlatan Ibrahimovic nos está dando argumentos de sobra para que depositemos nuestra confianza en él. Al principio, al ver un Ibra fuera de onda y sin encontrar su espacio en el sistema de juego, nos vino a la mente que quizás Pep tomó una decisión demasiado arriesgada cambiando por completo algo que funcionaba a las mil maravillas. A eso, le sumábamos la nula capacidad de presión demostrada por el sueco en el Inter y los miedos sembraban nuestra cabeza.
Pero el gigantón nórdico está en plena fase progresiva. Desde el día del Sporting, día en el que marcó su primer gol, cada partido que ha jugado ha ofrecido detalles positivos. Dio la sensación de que ese gol le alivió un poco ya que eran muchas las voces críticas que empezaban a sospechar del rendimiento de Ibrahimovic.
Esta evolución positiva se fundamenta básicamente en 2 aspectos que queremos analizar: En primer lugar, y quizás la más importante de todas, es la relacionada con su capacidad goleadora. No nos olvidemos que Ibra es delantero centro y su misión principal es la de marcar. Es cierto que Zlatan es un 9 diferente al resto y que aporta muchas otras cosas aparte de la de marcar, pero esa racha de 5 goles en 5 partidos le ha cargado de mucha moral. Para una mejor adaptación a un nuevo sistema es importantísimo el tener confianza y que las cosas salgan bien desde el principio. El 5 de 5 le ha facilitado mucho las cosas.
Y en segundo y último lugar, Ibrahimovic ha mejorado muchísimo en la elección de sus movimientos. Al principio se le veía totalmente desubicado, incluso daba la sensación de que molestaba a sus 2 acompañantes de ataque. Se veía a un Ibra muy estático, poco dado a tirar desmarques.
Pero todo pareció cambiar a partir del día del Inter. Ese día se vio por primera vez a un Zlatan dinámico y asociativo con los Xavi y Messi, capaces de ponerle un balón de gol al espacio. Poco a poco el sueco ha ido mejorando este aspecto. Xavi lo encuentra con mucha frecuencia, y el entendimiento con Messi es cada vez mejor.
Ayer sin ir más lejos, a pesar de no marcar, vimos al mejor Ibrahimovic desde que viste de azulgrana. Cayó a bandas, dio asistencias magistrales y remató a puerta. Además, este dinamismo y mejora en los movimientos le permiten optimizar su capacidad combinativa con la segunda línea. Solo le faltó el gol, pero esa asignatura, de momento, está más que aprobada.
En el otro lado de la balanza están los aspectos a mejorar. La presión quizás es su lunar. Es cierto que ha mejorado y se le ve más predispuesto a colaborar en esta tarea. El problema, tenemos que reconocer, es que con el precedente de Eto’o (un experto en esto de la presión) es difícil encontrar a otro delantero que la realice tan bien.
Puede que lo largo que parece el equipo durante muchas fases del juego se deba a esto, ya que Ibra a veces lo vemos que llega tarde y deja respirar demasiado a los centrales rivales. Puede ser que sea una cuestión física y que cuando esté al 100% lo veremos presionar más y mejor.
Por último, le pedimos que sea un poco más egoísta. Los pases quedan muy bonitos y espectaculares, pero hay veces que le sobra el pase y peca de generoso. Además, quizás por temas meramente jerárquicos, se atreve muy poco a pedir tirar una falta. Ibra es un cañonero y quizás posee el disparo más fuerte de la plantilla. Habría que tratar de aprovechar este recurso.
En definitiva, Ibra esta respondiendo a la expectativas y se está ganando la confianza del aficionado culé. A pesar de que todavía le quedan cosas por mejorar, lo cierto es que nos ha sorprendido y su rendimiento está por encima de lo que esperábamos.
¡ No sabéis lo contentos que estamos con el sueco!
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