dissabte, 31 d’octubre del 2009

OSASUNA 1 - BARCELONA 1: AMARGA ENCHILADA




Osasuna 1 - Barcelona 1


Osasuna: Ricardo; Josetxo, Flaño, Monreal, Azpilicueta; Nekounam, Camuñas, Puñal (Ruper, min. 78), Juanfran (Anaut, min. 83); Pandiani, Aranda (Shojasi, min. 71).


Barcelona: Valdés; Piqué, Abidal, Chygrynsky (Márquez, min. 61), Puyol; Busquets, Keita, Xavi; Ibrahimovic, Messi, Iniesta (Pedro, min. 90).


Era un partido para callar unas cuantas bocas en la acera de enfrente... al menos por un par de días. Para despejar unas cuantas dudas en nuestro lado de la calle. Para mantener la distancia y tomar confianza en la víspera de un viaje al rincón más oriental de Europa en el que quizás se decida a qué podemos aspirar en la actual Champions League.


Pero por sobre todo, era un partido ya cerrado, en el que ya sólo faltaba el silbatazo final del ínclito Rubinos Pérez para recoger el saco con los tres puntos y abandonar El Sadar con la alegría de la misión cumplida.


Sin embargo, los partidos no se ganan hasta que se terminan, y éste no había terminado...


Había empezado con apuros para los hombres de Pep Guardiola, quienes se encontraron con un Osasuna envalentonado, presionando la salida con dos jabatos como Pandiani y Aranda, y un público entregado a la causa, dispuesto a reclamar cada jugada con estridencia y a silbar sin descanso cada vez que los blaugranas tomasen la pelota. Con su lentitud y poca precisión para sacar el balón jugado desde la defensa, los del Barça contribuyeron por su parte a unos primeros 15 minutos de partido en los que ningún culé, ni en el campo ni en su casa, pudo sentirse cómodo.


Con todo, el Barça anunció apenas al primer minuto que su intención era ganar el partido, con un remate de Messi que salió desviado. Largos minutos debieron transcurrir para que el Barça fuera poco a poco adueñándose efectivamente del partido, moviendo el balón más allá de los bordes de su propia área y creando algún peligro con el desborde de Iniesta por la banda izquierda y la movilidad y lucha de Ibrahimovic dentro del área, ya que Messi andaba desaparecido. No obstante, el ordenado repliegue "rojillo" impidió más opciones para el Barça que un remate de Zlatan en cuyo camino se atravesó la mano de Josetxo (min. 28). Por su parte el Osasuna puso varios balones en el área o sus cercanías, aunque los esfuerzos del aguerrido Aranda no consiguieron batir a Valdés.


Se llegó al descanso con el 0-0 y la sensación de que el Barça estaba para mucho más y el Osasuna había hecho mucho esfuerzo en vano.


Esa impresión la corroboró el inicio de la segunda parte, en la que el Barça monopolizó el balón y los tiempos del juego, y el Osasuna se vio finalmente acorralado, aunque listo para el zarpazo. Con Keita metiendo pierna, Zlatan fajándose por cada balón que le tiraban y los tres pequeños (Messi, Iniesta, Xavi) moviéndose por todas partes y combinando, los blaugranas poco a poco fueron abriendo brecha en la trinchera "rojilla". Y en un momento dado consiguieron abrir un hoyo por el que Zlatan, demostrando que con el tiempo ya va aprendiendo qué significa eso de "presionar arriba", pudo colarse tras robarle el balón a Flaño, quien lo derribó con una patada soez. "Es Halloween", pareció decir el árbitro, y para espanto de todos los culés, en una acción merecedora de tarjeta roja, obvió pitar siquiera la falta (min. 68).


Sin embargo, no era la participación del árbitro la que el Barça necesitaba para romper el cerrojo del Osasuna; sino la participación de Messi, quien, cuando ya parecía destinado a recogerse en el banquillo, tomó el balón, atrajo sobre sí la marca de tres defensas "rojillos" y sirvió para Puyol, quien ganó la línea de fondo y centró para que Keita le robara la cartera a todo el mundo y con absoluta calma fusilara a Ricardo (min. 73). Ese gol liquidaba el partido, ya que el Osasuna desde mucho rato antes se había quedado sin gasolina; y más bien el Barça, por medio de Ibrahimovic, Messi y hasta Puyol, tuvo opciones de sobra en los minutos finales para subir un golito más a la cuenta, pero los desaciertos propios y los buenos reflejos del guardamenta pamplonica lo evitaron.


Y ya estaban los tres puntos en el saco cuando éste se desfondó y se salieron: En una de esas jugadas que uno siempre se quedará pensando qué diablos quiso hacer el futbolista, Rafa Márquez se enmantequilló con la pelota y la dejó suelta para que Camuñas rematara fuerte al primer palo, donde entre Piqué y Valdés la introdujeron en la cabaña blaugrana (min. 3 del descuento).


¿Injusto? ¿Mala suerte? Es lo que hay. No se pudo "cerrar" el partido apropiadamente, ni haciendo un gol en el marco rival ni evitándolo en el propio, y se cedió al final un empate cuando ya todos contábamos con la victoria. Valdrá la pena si a fin de cuentas funciona como llamada de atención, ya que de repetirse el resultado en Rusia entre semana, aquel prestigioso trofeo de enormes asas empezará a echar alas y alejarse...


No sabéis qué amarga nos supo la nueva "enchilada" de Rafa Márquez (con asado de Messi)...


R.I.P. para The Digital Garden.



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