La lesión de Messi, la pérdida de liderato y la mala imagen hacen que el empate conseguido en La Catedral sea lo menos malo que obtuvieron los hombres de Pep Guardiola. Y deja de ser noticia que no se gane fuera de casa, pues es el 4 empate consecutivo a domicilio, si no tenemos en cuenta el partido contra la Cultural.
La primera parte del encuentro tuvo todos los ingredientes de un gran partido menos el gol. Hubo intensidad, velocidad, combinaciones, fuerza y todo aquello que se nos ocurra y nos guste ver en el fútbol. Dominó más el Barça pero los locales tuvieron la oportunidad de marcharse por delante en el marcador en un cabezazo desviado de J.Martínez que remató solo ante Valdés en el último minuto de la primera mitad.
Quitando los 5 minutos iniciales, el partido fue del Barça, aunque las ocasiones más claras llegaban a partir del error de los centrales bilbaínos que no lograban superar la presión que ejercía EL Barça. La Más clara la tuvo Messi , en un mano a mano con Gorka que marró in oposición por querer colocársela en la izquierda.
Cuando las ocasiones de gol llegaban por el juego, todas venían por Pedro. Ayer estuvo mucho más brillante que en otras ocasiones aunque no encontró el gol. Móvil, vertical y continuo en el juego. De sus botas venían las oportunidades, que ni Messi de nuevo ni Xavi consiguieron convertir en gol.
En defensa el Barça no sufría, más allá de la salida en tromba de los de Caparrós y del despiste en el minuto final. A pesar de haber dominado el encuentro y haber generado peligro como para irse por delante, el Barça se iba al descanso con empate en el marcador y con la obligación de ganar si quería llegar al clásico como líder.
Y salió concienciado de ello. Jugó ordenadamente y sin dejar al rival salir de su área. Pronto llegó el gol, después que Xavi se inventase un pase milimétrico para Alves, que definió como no hizo en la primera mitad Messi. A partir de entonces, todo cambio, ofreciendo el Barça la peor imagen del año.
Dejó de tener la pelota, la defensa se retrasó 15 metros, dejo de jugar en corto para hacerlo en largo, permitiendo al rival hacer lo que más le gusta. Como no, de un balón de 40 metros bien peinado por Llorente fue aprovechado por Toquero para poner el empate en el luminoso. Con todo, esto no sería lo peor.
No hubo reacción, ni cambio de dinámica. Guardiola solo hizo el primer cambio obligado..Se lesionó Messi, haciendo saltar las alarmas y dejando en segundo plano lo que pasaba sobre el terreno de juego, que no era otra cosa que una guerra de guerrillas, planteada de la forma que más le gusta al Ath. Bilbao.
No sirve el Barça para nadas más que no sea poner el balón abajo, jugarlo rápido, moverlo de lado a lado a uno y dos toques para romper con un pase vertical cuando se tenga la oportunidad. Esto no lo hizo en ningún momento de la segunda mitad, y lo que es peor, ni se intentó.
El empate al final no fue del todo malo, pero seguro que el aficionado cambiaría una derrota por la lesión de Messi. Sin querer ser ventajistas, pero Messi este año ha jugado mucho más que el pasado, donde nunca jugó más de 8 partidos seguidos. Este año sí, y sabemos cómo ha terminado.
Pero lo que de verdad debe preocupar a Guardiola y al aficionado culé es lo lejos que está el Barça del nivel óptimo. No es ya casualidad no ganar en 4 salidas consecutivas, no habiendo marcado nunca más de un gol. Urge volver a los orígenes, aquello que desde siempre nos ha llevado al éxito.
No sabéis que semana nos espera!
The Digital Garden.
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