Cuando uno se imagina porque llaman a San Mamés La Catedral, se le vienen a la cabeza partidos como el de hoy, en el que el ambiente que se crea es capaz de dar vida a un equipo que parecía muerto y en el que los dos equipos ofrecen lo mejor de sí. Y cuando el Barça da su mejor versión, lo normal es que gane. Ganó, ganó bien, 1 a 3, solventando de manera espléndida un calendario de Liga durísimo.
El Barça dispuso su nuevo dibujo en el mojado césped de San Mamés. Busquets de líbero a la alemana, con Pique y Puyol de escuderos y los laterales bien abiertos. Pero se sabía bien la lección Caparros, que apretó lo que pudo la salida del balón visitante, aunque a medida que pasó el tiempo, el tiki-taka culé les encerró en su área.
Y es que el Barça ofreció una sensacional imagen. Sin excesos, con orden colectivo y jugando todos para el equipo. Villa tirando desmarques, Pedro tocando por todos lados, Keita y Xavi empujando al equipo arriba, Alves y Adriano abriendo el campo, los centrales secando los arreones locales.
En medio, un celestial Iniesta marcaba las diferencias De sus botas salieron siempre las mejores ocasiones del Barça. Un tiro al palo de Villa fue la más clara. Antes Keita falló solo ante el portero, Pedro obligo a Gorka a lucirse, y los centros de Alves causaban miedo en las gradas de la Catedral, que se calentaron cuando a finales del primer tiempo una dura entrada de Amorebieta fue sancionada por el colegiado con roja.
El esfuerzo físico que estaba haciendo el Ath.Bilbao era tremendo. A pesar de ir a merced del rival, el sacrificio y la voluntad de ir siempre adelante cuando tenían la pelota hacia que los aficionados locales pensasen que la victoria era posible. Cuando vieron la roja, se encresparon, viendo como el ya de por sí difícil objetivo se complicaba mucho más.
Pero aguantó bien con 10 el Athletí hasta el final de la primera parte, sin pasar casi apuros. Y en el comienzo de la segunda se encontró muy cómodo, tanto que tuvo en un remate de Javi Martínez al palo la oportunidad de ponerse por delante. Pero perdonó y poco a poco el Barça comenzó a tocar y tocar y la primera vez que chuto marcó. Lo hizo Keita, aprovechando un precioso pase de Vilal al primer toque, al más puro estilo La Masía.
Hubiese podido culminar un partidazo Villa pero perdonó un par de ocasiones más y lo acabó de estropear al final. También Iniesta y Pedro, que obligo a Gorka a lucirse de nuevo, como también lo hizo ante dos disparos lejanos de Pique. Tuvo que ser Xavi, que tomó las riendas de Iniesta en el mandó del equipo, con un afortunado chute desde fuera del área quien pusiese el segundo gol en el luminoso.
Con pocas fuerzas y sin casi esperanzas el Ath. Bilbao pareció bajar los brazos dejando muchos espacios para que Xavi e Iniesta encontrasen a Villa y Pedro, quienes de haber tenido un día preciso de cara a gol hubiesen hecho que el resultado fuese de escándalo. Y cuando se perdona en la Catedral, se suele sufrir.
Vaya si sufrió el Barça para conseguir llevarse la victoria. Una estúpida acción de Villa, quien propino un puñetazo a Gurpegui en el centro del campo, igualó en número a los equipos. Acto seguido, los locales consiguieron a base de garra batir el arco de Valdés. Quedaban 4 minutos y varios ataques de los leones.
Rugió de tal manera La Catedral , que quien más quien menos vio muy cerca el empate. Pero con todo el equipo volcado en el área de Valdes, el Barça logró enlazar una contra que culminó Busquets con la sangre fría que le había faltado a sus delanteros durante todo el partido, y que cerraba un partido de fútbol en todas sus facetas.
Hubo buen juego, polémica, garra, intensidad, solidaridad, calidad y ambientazo. Uno de los partidos en el que todo el mundo acaba satisfecho. Los locales por la entrega de los suyos. Los culés por la victoria y la imagen. Los neutrales por el espectáculo visto. Bueno, se nos ocurren algunos que no estarán muy contentos no…
No sabéis que bien dormiremos hoy!!!
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