De un partido de pretemporada nunca quedan suficientes cosas como para hablar mucho, o recordarlo por mucho tiempo. Los partidos de este tipo son apenas un poco más que entrenamientos con público y un sparring de más o menos categoría, en los que el resultado cede todo protagonismo a las sensaciones de progreso y estabilidad que refleje la plantilla con su actuación en el campo, de cara a la larga y competitiva temporada que se avecina.
Sin embargo, de este partido de ayer sí que darían ganas de hablar mucho y de recordarlo por años y años, puesto que se trata de la puesta en escena del Barça "de Tito", el que todos sus hinchas soñamos con que sea el primer paso en una larga marcha de triunfos.
Pero puesto en la perspectiva actual (incluso por el propio Tito, que le restó toda singularidad a la ocasión), el match fue sólo la visita con la que el Barça le hizo los honores al "dinosaurio" del fútbol alemán, el Hamburgo, en su 125 aniversario, y la primera oportunidad para varios jugadores de ir convenciendo a su técnico de su valía para este proyecto, que tiene menos de nuevo de lo que podría parecer. En este sentido, el juego resultó satisfactorio, según lo declaró el mismo Tito al finalizar el mismo, y según se vio del desempeño en el campo del equipo, por otra parte nada extraordinario, considerando que es el primer partido de la temporada y que la alineación se completó con muchos canteranos de escaso o nulo rodaje a nivel de Primera División o de competencia europea.
El Barça llegó de convidado y terminó de aguar la fiesta (que ya se había enfriado bastante para los teutones por la ausencia de Messi), sacando la victoria con goles de Alves (min. 6) y Deulofeu (min. 39). El primero marcó de fuerte trallazo cruzado tras recibir la habilitación de Alexis Sánchez, quien a un costado del área chica bajó un balón centrado y lo retrasó para la llegada del brasileño; mientras que el prometedor canterano aprovechó un rebote del portero teutón a un remate de media distancia de Afellay. Por el Hamburgo empató provisionalmente el turco Arslan (min. 14), en una acción que puede reflejar la necesidad de trabajar más en la contundencia defensiva.
Es triste que el acontecimiento más notable del segundo tiempo haya sido la desafortunadísima lesión de Muniesa, quien llevaba pocos minutos en el campo y sufrió una rotura de ligamentos en la rodilla derecha, que echa por tierra todas las perspectivas de su futuro cercano, posible cesión al Ajax incluida. Al final del partido se llegó con el Barça B en el campo disfrazado de primer equipo, mientras el rival también echaba mano de la muchedumbre de cambios que es la norma en esta clase de juegos. Así se fue desdibujando la competitividad en el partido, pero no el estilo del Barça, totalmente reconocible ayer con independencia de los hombres que lo estuvieran interpretando, demostrando que Tito dará continuidad a la marca de la casa en la que él mismo se formó. Falta trabajo, como es lógico, pero en esas se está, no cabe ninguna duda.
¡No sabéis cuánta ilusión tenemos puesta en "el Barça de Tito"!
The Digital Garden.
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