diumenge, 8 de febrer del 2009

FC BARCELONA 3 - SPORTING DE GIJÓN 1: EL BRUJO VIO AL MAGO INIESTA




 


                                 Eto'o con el balón después de marcar el primer gol Foto: EFE


 No hubo ocasión para la compasión y el buen recibimiento que tuvo el Sporting acabó con el pitido inicial. Desde ese instante, el Barça se hizo dueño de la pelota, metió en su área a los astuarianos y fue madurando al rival, de forma que los goles fueron cayendo por su propio peso. 


Aunque paradojas de la vida, los dos primeros goles, así como las ocasiones más claras de peligro llegaban a la contra y no en el juego de posesión. El 80% de control de balón que realizó el Barça durante la primera mitad no se traslado al marcador. Fue cuando se lo robaba al Sporting a 70 metros del área cuando la pegada de los de Guardiola salió a la luz.


El primero entrará a partir de ahora en los manuales del contraataque. En un córner, el Sporting puso a 5 dentro del área y uno en la frontal. Robó Iniesta, realizó una carrera de 70 metros, con la cabeza arriba, conocedor de donde estaban sus compañeros. En el momento justo, la cedió a Henry que viendo como Eto’o llegaba desde atrás se la dejó para que inaugurase el marcador.


El segunda fue después de un ataque visitante que terminó en una parada de Valdés. Lanza rápido la contra, llegándole el balón a Messi a  30 metros del área. Se va de dos rivales como quien se quita las moscas de encima, y dibuja un pase en profundidad a Eto’o. Éste recorta, y marca el segundo.  2 a 0 y el mundo al revés.


El resto de la primera mitad fue un monólogo azulgrana. Mucha posesión, mucha sensación de peligro, pero que costaba materializarse. No chuto muchas veces a puerta el Barça, pero cada vez que lo hacía el de forma muy clara. El Sporting no tenía el balón y sin él pierde su esencia, ya que todo su juego se construye alrededor de él.


Y la intención de los  hombres hoy entrenados por Quini era tenerlo, pero cuando en el Barça juegan Busquets, Iniesta y Xavi en la media, tienes que acudir a Covadonga para ternerlo y verlo.  A pesar de estos 3, al Barça le costó mezclar el juego, ya que desde los centrales no se dibujaban los pases largos de otros encuentros, provocando que Messi y Alves apareciesen mucho menos que de costumbre y que todo el juego fuese por dentro. 


La segunda mitad todo fue igual pero con dos marchas menos. El circulaba a mucha menos velocidad, quizá porque el Sporting, viendo que no podía hacerse con el balón, se lo regalaba. Retrasó las líneas, juntando mucho sus hombres para reducirle los espacios a los jugones de Guardiola.


Con eso consiguió que la sensación de peligro fuese menos sobre la portería de Lafuente. La sensación era que el 2 a 0 se firmaba. Pero el Barça es un tiburón que cuando huele sangre se acerca a la presa para morderla. Comandados por los destellos constantes de Iniesta, Eto’o  y Messi decían al Sporting que con el Barça en frente no vale el conformismo.


Lafuente evitó una goleada con mayúsculas, ya que los rojiblancos dejaron de creer pronto en lo que hacían, bajando los brazos de forma rápida.  El encuentro servía a Guardiola para ver que Cáceres progresa adecuadamente con el balón en los pies, y comprobar que Abidal parece ser el jugador que se fichó hace años y que puede usarlo de central cuando la ocasión lo requiera.


Al resto de mortales, nos sirvió para comprobar que los recursos de Iniesta son ilimitados. Roba como lo hacía Mauro Silva. La toca en corto como lo hacía Deschamps, pasa en largo como lo hacía Schuster , regate como Laudrup y todo con la magia que desprendía Zidane en cada acción.


Mientras el recital de Iniesta tenía lugar, Alves regalo un golazo a la afición que le recompenso ovacionándolo, Mateo marcaba el gol del honor para los Sportinguistas, Guardiola daba descanso a Puyol, y el Barça continuaba sumando palos en la temporada. Si la mitad de palos hubiesen sido goles, casi ya se llegaría a los 80 goles.


Entre tanto,  en Madrid se hacían cruces para explicarse cómo es posible que después de ganar 7 partidos seguidos todavía estén a 12 puntos. Cualquier otro año, esa racha del Real hubiese servido para poner la maquinaría de la presión a funcionar.  Parece que este año no van a tener ocasión de usarla.


 Termina el Barça de jugar 10 partidos en 30 días con un balance de cine. 9 victorias y una derrota. Da la casualidad que en este tramo es cuando más dudas ha generado el juego del equipo al entorno. El día que alguien nos juzgue de la misma forma, quizá veríamos lo injusto que a veces somos.


¡No sabéis cuanto nos gusta Iniesta!


Foto: Sport.es


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