¡Que se acabe ya!!!, ¡Que se acabe ya!!!Eso es lo que decían, decíamos…,los seguidores culés en los últimos minutos del encuentro en Sevilla. Es lo que decimos ahora mismo, cuando aún nos queda una semana para y 90 minutos para, si ganamos al Valladolid, poder cantar de una vez por todas el Alirón.
Y es que si el año pasado el barcelonismo pensaba que con el iniestazo, con la prórroga en Mónaco, con los dos partidos de Abu Dabi y con el partido del Inter los niveles de sufrimiento ya no se podrían sobrepasar, hoy se han sobrepasado , pero al contrario que en esas ocasiones, la angustia no tiene recompensa…Todavía.
Comenzó todo de una manera perfecta. Soñada. Una demostración, una más, de grandeza en los momentos delicados. Con el 4-3-3, con Messi jugando de 9 y Pedro y Bojan en los extremos, el Barça se pudo ir al descanso con una manita de goles. Solo se fue con dos y con la admiración de todos.
Desde el inicio del partido, el equipo de Guardiola jugó con amplitud en el campo, con presión a Palop constante, con la defensa en la línea de medios y el equipo jugando muy junto y en pocos metros, el Barça encontró pronto el gol. Fue Messi, tras jugada de Maxwell, quien en una acción de 9 muro se dio la media vuelta en el área y batió a Palop con la zurda.
Entonces volvió a suceder lo de siempre. Que nada cambia. Curioso está cualidad azulgrana. Los partidos son siempre igual, o casi siempre. Con gol a favor o gol en contra, nada cambia. El balón sigue siendo del Barça, el rival sigue jugando a la contra, intentando aprovechar errores puntuales para hacer daño.
El Barça solo concedió una ocasión en la primera mitad. Un balón vertical horriblemente defendido, fue aprovechado por Kanoute para poner a prueba a Valdés, que de forma brillante sacó una mano providencial. El resto de partido fue un monólogo brillantísimo, en el que Messi y Xavi se encontraban siempre para poner balones a Pedro y Bojan, o a Alves, que parece haber recuperado el tono del año pasado.
Messi debe jugar lo más cerca posible de la portería. Ya sea en banda o de 9, pero jamás detrás de un punta, pues se pierde la velocidad de balón, o sí se consigue, quien se pierde es Leo. Seguro que, con lo bueno que es, aprenderá a jugar ahí, pero de momento no sabe. Aunque lo que si sabe es meter balones de en profundidad para sus compañeros. Aunque fue Xavi, quien dio el pase a Bojan para marcar el 0 a 2. No fue un pase, fue una obra de ingeniería alemana. Precisión y eficacia en un solo toque, que dejo solo a Bojan.
La segunda parte seguía la misma tónica. O más acentuada si cabe. La expulsión por doble amarilla de Konko facilitó el juego combinativo culé, que tuvieron la sentencia y la goleada en varias ocasiones. Solo Pedro lo consiguió, ya que Messi y Bojan fallaron cuando enviar la pelota fuera de los tres palos era la opción más difícil.
Y cuando todo parecía un paseo militar, llegó el “Via Crucis”. El Barça encajó dos goles en 3 minutos. Con ello los corazones de los españoles comenzaron a entrar en taquicardia. Una mitad deseando el gol sevillista. La otra deseando que el árbitro señalase el final del encuentro. Fuimos estos últimos los que terminamos contentos.
Sin embargo, no confundir alegría con euforia. La alegría es normal después de haber comprobado como tu equipo ha dado un recital en un momento clave. La euforia no se desatará hasta que este interminable Liga termine, y solo en caso de ser campeones. Que, para nuestra desgracia aún queda trabajo por hacer…Y ruido por escuchar. Si encima el ruido gira entorno a Clemente, la semana se va hacer larguísima.
No sabéis que ganas tenemos de que se termine todo esto!!!( sí, disfrutar ya hemos disfrutado mucho, ahora solo ya es sufrir por sufrir…)
The Digital Garden.
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