Semana grande del barcelonismo. Hay dos copas en juego, a cual más importante. Fútbol y Básket tienen ante sí la posibilidad de alzarse con la Liga y la Euroliga este fin de semana. Y lo hacen en plazas de muy mal recuerdo para ambos. Ya es hora de borrar para siempre el mal significado que tiene para el fútbol Sevilla y para el básket Paris.
El pesimismo culé se puede explicar desde diferentes aspectos. Nuestros abuelos nos dirán que viene de Berna. Nuestros padres nos dirán que viene de Sevilla. Y es que en el Pizjuan, en una de las invasiones más pacíficas que se recuerdan, el Barcelonismo perdió una Copa de Europa y la ilusión de toda la afición.
La Generación que se ilusionó con Maradona, que lloró con Urruti, se hundió en Sevilla. Si este año se cumplen 25 de la Liga de Venables, es hora de vengar a esta generación y ganar o sentenciar la Liga donde ese equipo dejó escapar la oportunidad de hacer gozar a unos seguidores que los veían como héroes.
No será fácil. El Sevilla se juega la vida. Su vida pasa por disputar la Champions. De no hacerlo su presupuesto y estructura podría verse en serio peligro. Sorprende que desde Barcelona no estemos machacando con la idea que de no quedar 4 podrían jugarla, ya que la UEFA muy posiblemente no deje disputar al Mallorca ninguna competición internacional por las muchas deudas que tienen.
Pero más allá de eso, el rival es de los grandes. De los que en un día grande te pueden ganar. A nosotros y a cualquiera. Hace casi un año pasó por encima del Madrid, siento tan o más superior de lo que lo fue el Barça contra ellos. Nosotros, firmamos ganar…como sea. Y es que ahora, no discutiremos las formas. A 612km siempre encuentran la manera de desvirtuarla. Con lo que a ganar y a verles sufrir.
Para desgracia de nuestros corazones, antes del sufrimiento del sábado tocará otra prueba de fuego para el funcionamiento del órgano vital. El viernes a las 18.00 horas nos espera un viejo conocido en un escenario de peor recuerdo si cabe que Sevilla. Hablamos del Paris Bercy y del CSKA de Moscu.
Los rusos nos han eliminado en las semis de las dos últimas Final Four disputadas. En París hemos perdido en las dos ocasiones que hemos llegado. Y de que formas…Paris nos debe una y nos la tiene que dar ya. No aceptamos más demora y todo lo que no sea ganar nos dejará como sus enemigos para siempre.
En el 91, con una generación de jugadores únicos, ante un rival mítico, pero al cual le habíamos quitado un jugador clave(Savic) y a su entrenador fuimos incapaces de ganar por una lesión en el hombro de Norris, y el inmenso talento de Kukoc. 5 años después, Vrankovic, los árbitros y la FIBA perpetraron uno de los mayores robos de la historia del deporte.
Ahora podemos ganar. Somos tan favoritos como en el año 2003, donde en Barcelona lográbamos la primera. Pero…………..CUIDADO!!!Sí, lo hemos de decir chillando. No por el argumento típico que a un partido te puede ganar cualquiera. No. Es que en frente, si se cumplen los pronósticos, estaría el Olympiakos.
Y…sus números son tan buenos como nosotros. Su plantilla tan equilibrada como la nuestra. Su hambre tan grande como la nuestra…Y su afición doblará a la culé. Con lo que de favoritos nada. Si acaso, sí para ganar a un CSKA que, después de un inicio de temporada pletórico, ha entrado en una pequeña crisis.
No sabemos si porque tienen en mente la Final Four, pero lo cierto es que no ha conseguido ganar ninguno de sus últimos partidos. Se siente amenazado por el Khimki de Scariolo en su Liga, los jugadores parecen estar enfrentados entre ellos y no llegan en el mejor estado físico.
Pero…Su plantilla es corta pero buena. Con menos calidad que el año anterior ha logrado llegar por octavo año consecutivo a la Final Four( y sin Messina…). Es la hora de los grandes hombres. Ricky debe ser el mejor Ricky del año. Navarro volvió de la NBA por esto. El resto de jugadores vinieron aquí para ganarla. Podemos hacerlo, pero enfrente hay la misma calidad de la que nosotros tenemos.
No sabéis lo que nos queda por sufrir!!!
The Digital Garden
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada