Con el porcentaje de acierto en el remate tan bajo como el que está teniendo el Barça en los últimos encuentros, y la fragilidad que muestra a veces atrás, será muy difícil que el cuadro blaugrana no termine por ver muy complicado el superar sus retos. Eso sí, la esencia de su fútbol sigue intacta, pero se espera que algunos jugadores claves se reencuentren con la genialidad. Aún así, hoy victoria por la mínima, 2 a 1, frente al Getafe.
Tan solo necesitó 5 minutos el Barça para encerrar al rival en su área y comenzar a generar ocasiones de gol. Las generaba a partir de Messi, que vio como Xavi e Iniesta eran marcados de cerca por los centrocampistas del Getafe y bajó hasta la posición de Mascherano para generar más espacios.
Los hubo y Xavi e Iniesta encontraban con más comodidad a Alves y Bojan, haciendo de la banda derecha culé la principal vía de peligro. Sería Alves quien anotase el gol que abriese el marcador, pero no desde la derecha, sino desde la frontal a un chute a bote pronto que dibujó una parábola imparable para cualquier portero.
Tras el gol, el Getafe adelantó las líneas de presión, marcando al hombre en la primera fase de elaboración del juego culé, dejando más espacios a la espalda de los centrales, pero menos en el centro. En ese panorama quien mejor se mueve es Villa, quien desaprovechó dos clarísimas ocasiones para ampliar distancias.
Comenzaba a repetir el Barça lo de los últimos partidos, pudiendo sentenciar y no haciéndolo. Entonces apareció Valdés, con un paradón sobre Casquero que no pudo definir bien un balón que le quedó en el borde del área pequeña tras un despeje de Piqué.
Con el susto en el cuerpo se fue el Barça al descanso, con el público reclamando penaltis al colegiado y la sensación de que el gol ha abandonado a los hombres de Pep. En tan solo 5 minutos del segundo tiempo, lo encontró, cerrando el partido y desconectando la cabeza de la Liga hasta dentro de 10 días, cuando los jugadores vuelvan a reunirse con la vista puesta en el Madrigal.
Quien marcó fue Bojan, de rebote, pero fue él quien tras una buena maniobra dentro del área conseguía lo que antes Villa y Messi en mejores situaciones que él no lograron; siendo el justo premio a sus buenos movimientos durante toda la primera mitad.
Algunos equipos cuando van en desventaja en el Camp Nou no cambian su libro de ruta. El Getafe no es de esos y se volcó para intentar voltear el marcador. Esto dio como resultado un partido de ida y vuelta, en el que el Getafe se acercaba a Valdés sin asustar y el Barça perdonaba una y otra vez.
Es la ley del fútbol, el gol va por rachas y cuando el gol se te niega llega el bloqueo mental. Es lo que le está sucediendo a Villa, que hace todo bien menos la definición, corriendo el riesgo de entrar en un estado de angustia pernicioso para él y, para el equipo.
Tanto que se fue del partido. Sin tensión y como si el encuentro hubiese finalizado, el Barça se desconectó y, a pesar de no ser demasiado exigido, concentró durante bastante tiempo a muchos hombres cerca de Valdés.
Guardiola sacó a Keita por Bojan para dotar al centro del campo de mayor físico. No obtuvo lo que buscaba con el cambio Guardiola ya que el partido siguió por los mismos derroteros, y finalmente el Getafe encontró el premio a su esfuerzo en el gol del descuento, al minuto 87, cuando Manu enganchó de derecha un centro de Víctor Sánchez y acomodó el balón en el ángulo izquierdo de la portería de Valdés.
El Barça no ha tenido el bache habitual del mes de febrero, pero tampoco ha adquirido el estado de forma que mostraba por estas fechas en los dos últimos años. No es un mal Barça, de hecho es una buena versión de este equipo, pero no la versión top que se necesitará en los momentos más decisivos del año.
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