Quinta victoria consecutiva a domicilio del Barça en Liga. Lo hizo con una lección de fútbol en la primera mitad y tirando de oficio y a medio gas en la segunda. Suficiente para sumar los 3 puntos y comenzar noviembre con buen pie.
Todo el peligro del Getafe en la primera mitad lo hizo en los 4 primeros minutos. Después, una combinación del Barça dejó solo a Villa ante el portero. La falló, pero a partir de ahí nada fue igual y el encuentro solo tuvo un dueño, el Barça que jugó con el Getafe y solo el desacierto ante el portero evitó una goleada.
Guardiola dispuso sobre el campo el 4-3-3 de entrada. Pero Messi caía al centro como de costumbre y esa banda la ocupaba Alves. Del Moral no bajaba nunca con el brasileño, así que cada subida de Alves creaba superioridad, ya que un mediocentro local caía a la banda para defender al lateral. Y ahí Messi se lució.
Metió el primero después de una sensacional jugada colectiva, iniciada por Iniesta, continuada por Messi, y alzándola a la categoría de arte por Villa. Dentro del área, despaldas a portería, dejó a Leo solo ante el portero. Este no perdonó y ponía al Barça por delante en el marcador.
Pocos minutos después se intercambiaron los papeles. Fue Messi quien encontró a Villa y, después de fallar dos ocasiones antes, batió a Codina dejando el partido cuesta abajo para los visitantes. La superioridad era tal que la afición local asistía en silencio al baño del Barça.
De igual modo asistían a una pareja que de durar en el tiempo está llamada a ser una de las más recordadas por los barcelonistas. Villa y Leo se entienden a la perfección. Se encuentran sin necesidad de buscar, de forma natural. Sus movimientos son siempre complementarios y entre ellos parece no haber celos ni lucha de egos.
Como nos los hay entre Iniesta y Xavi. Con ambos en la medular como hoy, con Mascherano de escudero, el equipo circula el balón mucho más rápido. Esto hace que los delanteros entren continuamente en juego, con sus desmarques en ruptura, volviendo locas a las defensas.
Todo el bueno juego de la primera mitad se convirtió en tedio en la segunda. El Getafe tiró de orgullo y adelantó las líneas y jugó más agresivo. El Barça bajó dos marchas concediendo varias llegadas del Getafe, aunque todas ellas sin peligro alguno para Valdés, que tuvo su primera intervención en el minuto 55 a disparo de Manu.
Sin el fútbol asociativo de la primera mitad, el Barça encontró el tercer gol en una jugada que define bien a las claras como es el equipo de Pep. Con 0 a 2, Messi presionó la salida de balón del portero y de Cata, robándoselo y haciendo llegar, con suerte, el balón a Pedro que marcó a placer el tercero de la noche y que parecía poner punto y final al partido.
Pero en estas cosas que solo pasan en el fútbol, el árbitro señaló penalti en una jugada confusa y que conllevaba la expulsión de Pique por dobla amarilla. Del Moral no lo desaprovechó y mantenía algo de emoción al partido. Quedaban 20 minutos, el Barça con un hombre menos y el Getafe viendo posible la remontada.
El partido se volvió loco. Ambos equipos tuvieron ocasiones para marcar, pero los porteros de ambos equipo lo evitaron con intervenciones de mérito. Pero cuando más cerca estaban los locales de batir a Valdés, se quedaron con 10. Boateng hizo un placaje a Mascherano para evitar una contra y por doble amarilla se fue a los vestuarios.
El Barça, y en particular Messi pudieron hacer varios goles, pero Codina siempre se impuso en los 1x1. También Valdés detuvo un balón a Arizmendi, después de que Mascherano perdiese un balón en la medía cuando era el último hombre y a su espalda no había defensa alguno.
Al final el marcador se quedo en el 1 a 3, pero todos se fueron con la sensación de que si la expulsión de Piqué no hubiese tenido lugar el partido hubiese podido acabar con goleada de escándalo. Y es que cuando el Barça está de dulce, cualquiera que este delante parece un equipo de regional.
No sabéis como nos gustan Villa y Messi.
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