El Barça de Guardiola tiene los tiempos muy marcados. Momentos de piernas pesadas y lentas que terminan en picos de forma máxima, donde los jugadores vuelan sobre el terreno de juego. Esto último no se ve nunca en enero y febrero, tiempo en que el Barça carga gasolina para el sprint final. Solo el oportunismo de Pedro desatascó un encuentro que terminó 2 a 1.
Con una pareja de centrales que nadie se esperaba, Busquets acompañando a Abidal y con Bojan arriba, el Barça fue incapaz de marcar un gol en la primera mitad al Levante, quien en un par de contras estuvo cerca del gol, aunque nunca llegase a rematar a portería.
Bien colocado atrás, con línea de cinco en defensa, defendiendo muy cerca del portero, no dejo que los delanteros culés se acercasen a su portero. Todas las jugadas de peligro del Barça eran chutes desde fuera del área, terminando de esa forma rondos eternos donde no se era capaz de encontrar los pasillos interiores.
No ayudaron los extremos. Pedro, Bojan Villa se intercambiaron continuamente la posición, pero no se fueron nunca de su par. Así, sin tener en ningún momento ventaja numérica para facilitar el acceso a posiciones cercanas al portero y aprovechar el olfato de gol de los delanteros.
No cambio nada tras la reanudación. Suerte tuvo el Barça de marcar muy pronto. Fue Pedrito, después de una buena jugada de Alves, en la que puso de los nervios a todo el mundo y que arregló el canario. El Levante se abrió y el partido se finalizó.
Ayudó también la salida de Thiago por Mascherano. El canterano dio mayor velocidad de pelota y encontró huecos en la defensa levantina, haciendo jugadas que despertaron al público y que por sí solas justifican el precio de la entrada.
El Barça había sentenciado el encuentro antes de cumplirse el minuto 15, en una jugada entre los mismos protagonistas que el primer gol, el Barça ponía tierra de por medio. Tuvo dos Pedrito y las marcó, engrandeciendo día a día su peso en el equipo.
Bajó los brazos el Levante. Dejo de creer en la remontada y concedió muchas ocasiones más. Casi todas venían de los píes de Thiago o de las llegadas de Alves. Guardiola sacó a Bojan, de nuevo desacertadísimo en todo el encuentro, dando entrada a Keita, adelantando la posición de Iniesta, que pasó a jugar de extremo derecha.
También pensó Pep en el partido contra el Ath. Le dio 15 minutos a Milito, dando descanso a Maxwell, quien por la lesión de Puyol será imprescindible el próximo miércoles. Pero justo después del cambio, el miedo se apoderó de todo el estadio.
Un golazo de Stuani, que había salido en la segunda mitad, hizo que el fantasma de la remontada sobrevolase sobre el Camp Nou. El gol llegó tras una pérdida de Thiago en el medio, y pilló a Milito acoplándose a su nueva pareja de baile.
Desde ese instante el Barça perdió el dominio del balón, El Levante presionaba muy arriba, dejando espacios a la espalda de su defensa. Lógicamente, el Barça tuvo sus oportunidades para hacer el tercero, pero el Levante asustaba con su presencia al borde del área. Tanto que terminó en el área pequeña de Valdés y con el Barça pidiendo la hora, aunque no logró el propósito de la remontada.
Al final los tres puntos no volaron del Camp Nou, pero si que quedó la sensación de que las próximas semanas está será la imagen que ofrecerá el Barça. Un Barça que no debe olvidarse que el día 15 de febrero tiene un examen en el que debe llegar al 100%.
No sabéis que importante era ganar!!!
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