La Copa se ha hecho grande por partidos así. No ha sido un partido para enseñar en las escuelas. Pero si fue un encuentro de los que hacen afición. Intenso, noble, con detalles de calidad y emoción hasta el final. Ganó el Barça, pero pudo perder y no hubiese sido injusto. Como no lo es que Abidal sea el héroe de la noche.
Comenzó bien el Barça. Siendo consciente del ambiente de San Mamés, y de las intenciones del Athlétic de enloquecer el encuentro, salió tocando y tocando, para enfriar el ambiente. En la primera jugada, a punto estuvo de quedarse Pedro solo ante el portero, pero el linier señaló fuera de juego.
A partir de ahí el Barça intentó hacer lo mismo pero encontró un problema inédito. Xavi estaba extrañamente fallón. Sin la batuta del juego, el Barça solo encontraba en las subidas de Alves la vía para hacer daño a los locales. En un centro suyo Villa tuvo la ocasión del partido. Pero remató mal y Gorka la sacó con una mano espléndida.
Como al lado de Xavi no estaba Iniesta, en el banco de inicio, el Barça perdió el control y comenzó a conceder llegadas del rival. Solo la espléndida actuación de los centrales y la seguridad de Pinto por arriba privó al Athlétic de crear más peligro, aunque llegó más veces al área que el Barça.
Había conseguido imponer el ritmo del partido, desconectar el habitual juego de transición del Barça, que generaba todo el peligro a la contra, cuando Messi y Pedro se encontraban. Aún así, Gorka no pasó demasiados apuros, y solo un chute de Xavi que salió fuera supuso un susto para la afición local.
Cargado de moral, los locales salieron con las revoluciones a tope. Durante 15 minutos lo hicieron bien. Le quitaron la pelota al Barça, continuaron llegando igual pero con más peligro, erradicaron las del Barça y encendieron la Catedral como en las grandes ocasiones.
Les faltó rematar. Pinto solo fue exigido en centros laterales perfectamente solucionados en todas las ocasiones. No chutaba el Athlétic por las buenas prestaciones de los centrales blaugranas que estuvieron excelentes en el corte y en el juego aéreo. Todo cambio con la entrada de Iniesta.
Salió por Adriano, bajo Busquets al puesto de central y tiró al héroe de la noche al lateral zurdo. Así llegaron los mejores minutos del Barça. Iniesta y Pedro encontraron huecos. Uno por el centro, el otro por el costado derecho. Con el ritmo del partido, llegó el gol del Barça.
Fue Abidal, después de una clásica jugada colectiva azulgrana, en la que se terminó por la izquierda lo que había empezado por la derecha. Abidal, extraordinario toda la noche, entró como un obús por la izquierda y se aprovecho de una asistencia de Messi para batir a Gorka con una inesperada tranquilidad.
Contra toda lógica, después del gol el Barça perdió todas sus virtudes y volvió a parecerse al del inicio de la segunda mitad. Quiza ayudó el cambio de Pep en defensa. Obsesionado con defender el juego por arriba de los locales, sacó a Puyol por Xavi, para defender los balones altos.
Pero a Puyol le superó el ritmo que tenía el partido, se sobreexcitó e hizo perder el orden y la concentración que, hasta ese instante, estaba exhibiendo la zaga culé. Llegó el gol local. No podía ser otro que Llorente. Pero quien a punto estuvo de voltear la eliminatoria fue Muniaín.
Antes, Villa solo ante el portero tiró al muñeco desperdiciando la oportunidad de sentenciar. No lo hizo y el pequeño canterano del Athlétic se puso el equipo a la espalda y encerró al Barça en su área. Pero era demasiado tarde y el milagro no llegó, clasificando al equipo de Guardiola para los cuartos de final.
En el computo global cuesta decir que el Barça haya sido mejor. Sumando los 180 minutos, los rojiblancos tiraron más a puerta, llegaron más y por momentos, desdibujaron al Barça. Esto da mayor mérito a lo conseguido por el Barça, que tendrá dos semanas más con partido cada 3 días. Lo que quería Pep.
No sabéis como hemos sufrido!!!
The Digital Garden
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada