Comentaba Pep Guardiola hace unos días, en la previa del partido de ida de esta serie copera ante el Madrid, que con el ritmo de competición actual no hay tiempo para estar contemplando los éxitos y triunfos del pasado, pues cada tres días, la actividad del fútbol sitúa a cada quien en su sitio, y sólo vale lo que se consiga en el partido actual.
Así justamente es como, después del brillante triunfo en el Bernabéu y de la contundente victoria en Málaga, con exhibición de Messi incluida, el Barça tiene una nueva cita con su destino hoy ante el máximo rival, en el Camp Nou, en la que está llamado a ratificar su gran desempeño en estos dos últimos partidos como único camino para acceder a las semifinales de la Copa del Rey.
Tan claro lo tiene el técnico culé, que ha dado a la preparación de este partido el mismo "rango" de los partidos de Champions League, al decidir concentrar el equipo en la víspera y entrenar en la misma cancha del Camp Nou; cosas que sólo se acostumbran ante las citas de la máxima competición continental. Puede haber influido mucho en esto el deseo del míster de sustraer al equipo del excesivo ruido mediático generado a partir de los acontecimientos del miércoles pasado y de informaciones sobre sucesos posteriores en el seno del Real Madrid, que si bien no superan la categoría de chismes, han acaparado casi totalmente la atención sobre este partido de vuelta, marginando el único aspecto verdaderamente crucial: el fútbol.
A ese aspecto, que debería ser obvio, quiere Pep que se dediquen todas las fuerzas de su equipo, y también de su afición. Pese a la ventaja con que se enfrenta el partido de vuelta, Guardiola señala que "el partido hay que jugarlo, tenemos que salir a jugar, jugar, jugar, tenemos que hartarnos de jugar", haciendo hincapié en que, pese al favoritismo blaugrana, la serie no está ni mucho menos decidida y el rival no vendrá resignado a su suerte. "Intuyo que el Madrid marcará", y que si su equipo sale a administrar el resultado de la ida, "nos van a eliminar": Concepciones de Pep sobre el partido de las que espera que sus futbolistas tomen nota. Así mismo ha hecho un llamado a la afición para que los acompañe masivamente en el Camp Nou pero eso sí, bajo un manto de cordura y civismo que impida la reedición de algún famoso incidente lamentable, si llega a suceder que, como se sospecha, finalmente el jugador merengue Pepe salte a la cancha. "Jugamos contra el Madrid, y no contra un jugador", remarcó Guardiola, para devolver el protagonismo del partido al enfrentamiento ante el "peor rival que nos ha podido tocar", que en los últimos días se ha robado el calvo futbolista de nacionalidad portuguesa.
Por si las palabras de Pep no hubieran sido suficientes, horas después se ha confirmado la clasificación a semifinales de esta Copa del Rey del modesto equipo del Mirandés, de la Segunda B, tras eliminar a un tercer equipo de Primera División en fila, remontando el resultado adverso del partido de ida y del mismo partido de vuelta, que empezó perdiendo 0-1 para, en el tiempo de descuento de la segunda mitad, tornarlo en un 2-1. El último ejemplo práctico que quizás necesitara Guardiola para hacernos ver a todos, desde su más importante jugador hasta su más tímido aficionado, que en el fútbol no hay nada escrito, no hay rival pequeño, y demás tópicos deportivos similares. Y conociendo todos que el rival de hoy es cualquier cosa menos pequeño, no le puede quedar duda a nadie de que este partido ante el Madrid hay que visualizarlo como una oportunidad única, aislada de todo lo que le ha precedido, bueno y malo, de ganar para el Barça un mérito más en su lucha por los títulos, ya que del resultado de este encuentro puede derivar el resto de la temporada. Es una cita con el destino. Lo conseguido en la ida es grandioso, pero hay que rematar la faena.
¡No sabéis lo trascendental que es este partido!
R.I.P. @ The Digital Garden.
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