Escuchar a Guardiola en momentos de duda es algo imprescindible para todo culé. Pero más si unas horas antes Sandro Rosell dejase en evidencia una vez más que para él comunicarse bien es algo más duro que el reto que tiene ante sí el primer equipo del Barça.
Toda la teoría de que el Barça no se queja de los árbitros la ha tirado por la borda Rosell, con unas declaraciones de cobarde. Pues sólo así, desde el miedo, se puede entender lo que dice, ya que lo que pretendía ser una amenaza quedó en nada por la incapacidad manifiesta de Rosell cada vez que habla.
Ante un reto tan fascinante como el que tiene el primer equipo, que se inició con el empate en Sarriá y que consiste en la lucha por los máximos puntos posibles de los 63 que habían en juego, luchando al máximo por la Champions y la Copa, las palabras de Rosell sobre los árbitros en las que dice: “Me gusta hacer la valoración al final, pero este año no pinta bien...”, son una piedra más en el camino de dificultades que se encuentran los de Guardiola.
Ni habla ni deja de hablar. Hace lo típico en él: Tirar la piedra y esconder la mano; algo de cobardes e impropio del Presidente de un club en el que todos parecen tener clara la consigna de callarse ante las actuaciones de los colegiados. Porque ni amenaza claramente, ni se queja claramente, ni relativiza la importancia e influencia de los colegiados. Vamos, mete la pata hasta el fondo, y el mal ya está hecho.
Porque sólo así se entiende el extensísimo discurso de Guardiola durante más de 45 minutos, en el que apenas ha hablado del encuentro frente al Valencia y se ha dedicado a dibujar palabras en las que describía con precisión cirujana cuál es la filosofía del equipo y del club.
Sería injusto destacar algo; lo mejor es escucharla de forma íntegra, aunque nos quedamos con el mensaje que ha dado a todo los barcelonistas para cuando pierdan. Ha dejado claro que no se ganará siempre, que llegará el momento en que alguien es mejor y que se debe tener claro cuál ha sido el camino con el que se han conseguido los éxitos y persistir en él.
Nada más importante que tener eso claro; aunque lo más reciente en el tiempo es el encuentro frente al Valencia en la Ida de las semis de Copa, en el que espera un equipo durísimo que no se le da nada bien a Guardiola, a pesar de no haber perdido todavía frente a él.
En las próximas tres semanas, serán tres los enfrentamientos frente al equipo de Emery, un entrenador a quien ha vuelto a destacar Guardiola. La mejor virtud de éste es la preparación táctica de la estrategia de sus equipos, y eso en duelos tan seguidos como los que vendrán puede ser decisivo.
Con la baja de Pedro confirmada y la recuperación de Alexis, Guardiola contará con los mismos hombres que en Villarreal para intentar sacar algo positivo. El camino es el de siempre: Tener la pelota y atacar, sin pensar en la vuelta. Porque si algo está demostrando esta Copa, es que hasta el final no se puede cantar victoria.
Ni estará ganada con un resultado favorable, ni perdida después de una derrota. Lo que se debe recuperar son las sensaciones, algo que en ninguno de los tres años anteriores ha sucedido en este tramo de temporada.
Como ha dicho Pep, en un mes el equipo habrá disputado dos eliminatorias de Champions. Lo hace después de haberlo ganado todo, con muchas bajas y en una fase de crecimiento. Pero como ha dicho Guardiola, a pesar de haber mirado el mercado, no hay nada que haga más fuerte al club que mirar abajo y dar confianza a la gente que se lo merece.
Sólo de esa forma es posible asegurar los cimientos para que la filosofía del club impregne en todos los estamentos de la institución y de los barcelonistas, para que cuando se pierda nadie dude ni un segundo de seguir el camino iniciado hace 25 años.
¡¡¡No sabéis qué duro es presidir desde el banquillo!!!
The Digital Garden.
P.D.: Sonido íntegro de la rueda de prensa, aquí: http://t.co/aEJJA9be
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