El fútbole s un deporte que admite muchos estilos. Ayer se vieron dos totalmente diferentes y que fueron ejecutados por momentos brillantamente por ambos equipos. El Real Madrid terminó ganando al Barça porque encontró el gol cuando menos lo merecía, pero el resultado está lejos de ser inmerecido.
Su primera parte fue de manual. Dentro de su forma de jugar, lo ejecutaron impecablemente. Mou colocó las piezas d forma sorprendente. Con Ronaldo de 9, las bandas las ocupaban Ozil y Di Maria, que partiendo desde su lado natural, realizó un auténtico partido los 120 minutos. Pero lo novedoso fue ver a Pep casi de mediapunta, molestando la salida de balón de Busquets.
Alonso y Khedira se encargaban de tapar a Xavi e Iniesta. Y lo conseguieron. Con los dos pequeños ahogados, el Barça no creó ninguna ocasión de peligro en todo el el primer tiempo ni inquietó a Casillas. En cambio, el Madrid pudo meter algún gol, pero los palos, Pinto y la excelente actuación individual de los defensas culés lo impidieron. Al estar Alonso cerca de la fase de construcción, el fútbol del Madrid fluía mucho mejor que en el encuentro de Liga.
Sin embargo todo cambio en la segunda mitad. Ahí el Barça pudo llevarse la Copa, pero Iker apareció a lo grande. Quizá fue su mejor partido frente al Barça. Hizo tres paradas de manual que evitaron que el precioso fútbol que hizo el equipo de Guardiola se reflejase en el marcador.
Y es que de repente, eñ Barça pasó a mover la pelota de forma rápida, superando líneas de rival primero por toque y luego por desborde. Messi e Iniesta se pusieron el equipo a la espalda y Xavi marcaba detrás suyo el ritmo del juego. Ahí apareció de nuevo el gran Pedro de inicios de temporada, desbordando una y otra vez a Arbeloa. Pero delante suyo había un muro imposible de batir. Iker cuando tiene el día hace pequeña la portería.
Atrás el Barça estaba segurísimo. Mascherano hace una pareja extraordinaria con Pique, que estuvo inmenso todo el encuentro, y con un Adriano velocísimo y un Alves más centrado que en otras ocasiones, el Madrid solo llegó una vez con peligro en la segunda mitad, cuando el encuentro ya agonizaba.
En la prórroga apenas hubo ocasiones. La tuvo el Madrid y la metió. Fue un contraataque excepcional. Una pared en el medio campo, dejó solo a Di Maria con 50 metros delante suyo y toda la banda derecha para hacerle una carrera a Alves. Se la ganó y al llegar al fondo colocó un centro preciso a la cabeza de Ronaldo, que remató impecablemente, haciendo inútil la estirada de Pinto y las coberturas de la defensa culé.
De ahí al final no asustó nada el Barça, que fue incapaz de acerca con cierto peligro al área de Casillas y terminó viendo como su máximo rival se llevaba a su museo el primer título en dos años y medio, después de haber disputado un partido donde se pudo ver aquello en lo que trabajan ambos entrenadores de forma preciosa y perfecta.
El fútbol siempre depara revancha y solo queda una semana para la siguiente batalla. Será la más grande, la que al terminar dentro de 12 días dejará la verdadera sensación con la los aficionados de ambos equipos pasarán el verano. Ahora, a los culés nos toca levantarnos y luchar, el enemigo es duro.
No sabéis lo que nos queda por sufrir!!!
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