Si se quiere dar sentido a lo sucedido el pasado fin de semana se debe ganar al Almería. Lo contrario, podría significar que existiese la posibilidad de salir de Chamartín con tan solo dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid. Por eso, Guardiola concede la máxima prioridad al encuentro contra el equipo andaluz.
Quizá avisado por la experiencia dura del año pasado en el que equipos que finalmente descendieron, como el Jerez y el Tenerife, obligaron al Barça al máximo para vencer y a punto estuvieron de no conseguirlo ha hecho que el tono de la rueda de prensa vuelva a ser el de la máxima prudencia y precaución.
Que Guardiola es muy cruyfista lo sabemos todos, pero hay algo en que es totalmente opuesto. Nos referimos en l obsesión que tiene por lo que hace el rival. Y es que el hecho de desconocer como jugará el nuevo técnico del Almería hace que se siente incómodo y que la dificultad del partido, para él, aumente de forma considerable. A Johan estas cosas no le quitarían ni un segundo de su planteamiento.
Pero el cruyfismo de Pep viene dado por muchas otras cosas. Entre ellas, destaca el intentar liderar y dirigir el mensaje del barcelonismo. Cuando más bien están las cosas, más pelea el míster culé para que nadie despegue los pies del suelo. Es lo que viene haciendo desde la previa del día del Shakthar y lo que ha vuelto hacer, alertando a la culerada de que sí hay un partido que hay que ganar los próximos días es el del Almería.
Sin embargo, ese estado de prudencia no da sentido ni explicaciones a la conducta que viene mostrando Pep las últimas horas. Antes de su ya famosa entrevista con TV3,( http://www.youtube.com/watch?v=kEaawGnRAPU&feature=player_embedded) ya se le notaba más tenso de lo habitual. Puede ser que, por primera vez que está en el Barça, haya notado críticas directas hacía él.
Sentó muy mal en el círculo más cercano a Rosell que el entrenador del Barça saliese a “regañar” a su superior. Se han oído voces en tertulias al respecto. Guardiola escucha, ve y lo oye todo y puede ser que se aparte de la razón de su comportamiento. Pero más allá de eso, lo que está claro es que solo alguien con ganas de gresca puede ver mal ambiente en el Barça cuando la situación es idílica.
Aunque convendría no olvidar los genes autodestructivos del barcelonismo, capaz de quemarlo todo a la mínima. Por eso es tan importante que el discurso de Pep siga teniendo credibilidad. Los hechos, como el del partido del Shakthar le van dando la razón. Solo esperamos no sufrir contra el Almería.
No sabéis como nos creemos a Pep!!!
The Digital Garden
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