Un derby es un derby. Da igual donde y cuando se juegue. La gente vibra de una manera especial y por eso el Camp Nou tenía el color de las grandes noches. En un ambiente así, el Barça es mucho más fuerte que de costumbre.
Si encima juegan Xavi,Messi y Alves, todo es más fácil. Pero todo esto también sirve para que tu rival se crezca y de una imagen excelente a pesar de la eliminación. Difícil de ver un partido donde todos salen contentos. Es lo que tienen los partidos así.
Con casi de 80000 gargantas empujando, los hombres de Guardiola han podido dejar sentenciada la eliminatoria en la primera mitad. Al contrario de lo que hacía en los inicios de temporada donde a los 15 minutos estaba todo visto para sentencia, el Barça ahora es como un diesel. Le cuesta arrancar, pero cuando lo hace no para.
Salió el Español con un equipo plagado de suplentes, poniendo en práctica una presión asfixiante a los defensas locales. Sin Márquez, Pique es el encargado de sacarla fluido. Ha fracaso en el intento, obligando a Guardiola a retrasar a Xavi. Con él iniciando el juego, Alves y Messi han aparecido y el Español de forma inmediata se ha visto encerrado en su área.
Hasta ese momento, era Hleb el protagonista de todas las jugadas de ataque del Barça. Parece encontrarse más cómodo ahí que en la derecha, aunque hoy tampoco ha culminado ninguna de las muchas jugadas que ha iniciado. Cuando el juego se ha inclinado hacia la derecha, el gol culé comenzaba a olerse.
Pero quien más cerca de gol estuvo fue el Espanyol. Corría el minuto 25, cuando en una rápida contra, Soriano se vio en un mano a mano con Pinto. Tuvo tiempo para pensárselo. Lo hizo todo mal. El control, largo que le imposibilitó dársela a Rufete, y el chute horrible. Pinto ni tuvo que intervenir.
El partido planteado por Pochettino le salió perfecto. Era lo que buscaba y lo encontró. Pero Soriano no es un killer y perdonar en el Camp Nou es suicidarse. Después de ver las orejas al lobo, las estrellas del Barça cogieron las riendas y en menos de 10 minutos llegaba el gol del Barça.
Un chute de Silvinho mal rechazado por Álvarez( pago con el talonario…)fue a parar a los pies de Bojan que, a placer, la enchufó. A partir de este instante no cayó una goleada porque en unas ocasiones Álvarez se hacía perdonar su error y en otras la puntería de los culés estaba desviada.
En el descanso los hombres de Guardiola afinaron la puntería y solo 3 minutos tardaron en marcar el segundo. De nuevo fue Bojan, que aprovechó un pase de Xavi, que vio como el balón le llegaba después de una jugada cómica entre Álvarez y sus centrales. Dos regalos, dos goles y la sensación de que si el Barça pisaba el acelerador podía recibir el Español una goleada.
Parecía que así sería cuando Pique en una jugada de pizarra hacía subir el tercero al marcador. El canterano obtenía recompensa de sus múltiples intentonas durante la temporada de marcar en jugadas de similares características. La fiesta y euforia local se detuvo con el gol de Corominas.
Un disparo lejano del de Banyoles se envenenó con dos botes que hicieron inútil la estirada de Pinto. 30 minutos por jugarse y la sensación de que habría o no partido dependiendo de cómo el Barça se tomase la situación.
Resultó que se lo tomó con más calma que la admisible. No se acercó al área hasta que noto que estaba en apuros. Lo impensable pasó. El Espanyol marcó el segundo. Callejón, de fuera del area, conectó un potente disparó que ayudado por Pinto hizo que el cagómetro llegase a límites insospechados.
Y con razón. El Espanyol se convirtió en un equipo señor. Valiente, atrevido, con pegada, pero por encima de todo, con fe. Esa fe hizo que encerrase al Barça, que solo creaba peligro en contras comandadas por Messi. Guardiola lo debió ver mal porque no dio descanso a ninguno de sus pilares, sacando a Eto’o e Iniesta.
No cambió nada la tónica con a que se estaba desarrollando el partido. Los golpes eran de ida y vuelta. El gol podía llegar de un lado o de otro. Por parte del Barça Alves e Iniesta lo tuvieron cerca. Callejón y Coro metían el miedo en el cuerpo a los seguidores cules que, pasaron de cantar “ A segunda Oe” a ver como el espíritu de Tamudo se paseaba por sus mentes.
El final no fue el mismo que entonces. El sueño del triplete sigue vigente. Pero para ello debería quedar gravada la lección de hoy en la mente de todos. No hay nada ganado hasta el final de los partidos. Ni antes ni durante los 90 minutos se puede dar por sentenciado nada. Mucho mejor pasar así que sin sufrir.
No sabéis como hemos sufrido!!!!
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