dilluns, 5 de març del 2012

Que no se repita




Por desgracia, se habla de todo menos del excelso encuentro del Barça contra el Sporting. Excelso por la belleza de Iniesta, por la dificultad de jugar con 10, por la voluntad de los jugadores de Guardiola de persistir, por todo. Pero en este mundo, lo futbolístico acostumbra a quedar en segundo plano, por mucho que uno quiera, como siempre se queja quien va segundo y nunca quien va primero.


 


 


En primer lugar, nos gustaría decir que las palabras de Piqué tienen un fondo que no nos gusta nada. Los motivos son muchos. Principalmente porque se van de la línea que lleva marcando a rajatabla Guardiola y que el propio Piqué ha sabido mantener, como después del partido contra el Espanyol, en las que estuvo impecable.


La mejor respuesta a las palabras de Piqué las dio, como no Guardiola. Si se cree en eso, que  deje de hacer lo que le da de comer y se dedique a otra cosa. Aunque quien ha jugado a cualquier deporte sabe que los árbitros te cogen la matrícula por cualquier motivo y se lo guardan hasta que tienen la oportunidad.


Lo importante, como dice Guardiola, es tener controlado el azar. Eso significa hacer todo lo posible para que Piqué no se vea en una situación límite, con 30 metros a su espalda y un jugador encarándolo mano a mano. Cuando se está perfecto, esa situación ya no se da y te evitas todo lo demás. Estamos seguros que dentro del vestuario del Barça se está debatiendo sobre eso y no sobre el resto de cosas.


Como era de esperar, han sido muchos los sectores que se han tirado a la yugular de Piqué. Los que con más fuerza lo han hecho han sido los del Comité de árbitros. No han tardado ni 24 horas en decir, de la boca de su Presidente Sánchez Arminio, que solicitarán una sanción al jugador por considerar muy graves las palabras.


Evidentemente nos postulamos a su favor. Faltaría más. En cualquier país serio, con una competición respetable, se sancionaría. Y aquí lo somos. Si no se sanciona a Piqué, podría cualquier jugador de cualquier equipo decir que un árbitro no pita un penalti porque no quiere, o un jugador en caliente envite al árbitro a festejar una victoria con el equipo ganador, o un entrenador esperar al árbitro en el parking para recriminarle su actuación y no tener ninguna sanción.


Como eso no es deseable, no se puede permitir que lo de Piqué pase inadvertido. La repercusión que ha tenido es tan grande que se debe dejar claro que hay ciertas cosas que no se deben tolerar para intentar un futuro sin declaraciones semejantes. Lo que importante es el juego y se debe evitar hacer caso a aquellos que por incapacidad o intereses no quieren hablar de ello. El problema, es que quizá los que persiguen a Piqué son los que pretenden que no se hable de fútbol.


No sabéis cuantas cosas no entendemos!!!


The Digital Garden.


Foto: El Mundo Deportivo



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