Se dudaba de la capacidad del Barça de ganar partidos a más de 80 puntos. Contra el Zalgiris quizá cerró esos interrogantes. Ante un muy buen conjunto que supo como atacar la sólida defensa culé, los de Pascual tiraron de recursos ofensivos para hacer pleno en la primera mitad del TOP 16.
Desde el principio mandó el Barça. Con Marcelinho imprimiendo un ritmo alto de partido, los ataques locales tuvieron siempre mucho sentido, con poco bote y mucho pase, volviendo a verse sobre el parquet canastas por encima de aro, algo muy habitual con Pascual pero que en este curso se había visto bastante poco.
Pero el Barça no se imponía en defensa y concedió 18 puntos en el primer cuarto, algo igual de insólito que los 23 puntos que anotó en el mismo período. Ambos equipos tuvieron un enorme acierto en los lanzamientos, sobretodo porque el juego interior lograba imponerse en ataque.
Para abrir una brecha en el marcador el Barça solo debía ajustar la defensa interior. Sin embargo, la abrió con acierto desde el perímetro nada más comenzar el segundo cuarto. Sin embargo, el Zalgiris seguía haciendo daño en la pintura. Ni la entrada de N’Dong pudo contener la anotación lituana, que consiguió remontar una desventaja de 10 puntos, igualando el partido a 29 a falta de 6 minutos para el descanso.
Llegó a tener incluso una ventaja de 4 puntos. Todo debido a que al Barça dejaron de entrarle los lanzamientos desde posiciones cómodas y perdió la paciencia para seguir encontrando lanzamientos cómodos. En cambio, el Zalgiris anotaba por primera vez desde el perímetro con regularidad.
Al no dejar de dominar la pintura, mandó hasta el final de la primera mitad, en la que se fue con 1 punto de ventaja, 42 a 43. Javtokas y Weems no pudieron ser contenidos por la defensa de Pascual, que veía como afrontaba 20 minutos con un conjunto lituano lleno de confianza, algo nada recomendable históricamente.
Por eso, a pesar de la subida de intensidad defensiva del Barça, que hacía que cada punto le costase mucho más al Zalgiris, siempre estuvo enganchado en el encuentro y eso que Pete y Navarro se pusieron a tirar del equipo, logrando que volviese a mandar en el marcador.
Cuando las fuerzas de Pete comenzaron a flaquear, Lorbek tomó el relevo. Eso sí, jugando de cara al aro, ya que el poderío físico del Zalgiris cerró la zona. Pero el desgaste de intentar contener al Barça es tan grande que poco a poco el acierto lituano desapareció.
Indudablemente, buena parte del mérito era de la defensa del Barça, aunque existía un pero. El del rebote defensivo. El Zalgiris se agarró al partido gracias a las segundas opciones de ataque, que le permitió iniciar los últimos 10 minutos a solo 4 puntos del Barça.
Pero un parcial de 8 a 0 en tan solo un minuto rompió de forma definitiva el encuentro. Corrió el Barça como pocas veces lo ha hecho hasta la fecha, dirigidos por un magnífico Marcelinho, que se siente mucho más cómodo cuando el equipo juega rápido, ya que entiende perfectamente los movimientos de todos sus pívots.
El Barça ya fue imparable desde ese instante. Sin Lorbek, ni Navarro, ni con Pete, el Barça impuso su amplitud de recursos para mantener la ventaja en el luminoso. Lo hacía gracias a ataques trabajados, en que la pelotaba casi siempre pasaba por la pintura y en que siempre se encontraba un tiro cómodo.
No volvió a acercarse en el marcador el Zalgiris, logrando de este modo el Barça su tercera victoria en la Liguilla del TOP 16, 94 a 80 con bastantes posibilidades de alzarse con el primer puesto, algo que ahora mismo, no le evitaría tener que enfrentarse al Pana. O mirándolo de otro modo, le permitiría la revancha del año pasado. Pero todavía queda mucho.
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