diumenge, 5 de febrer del 2012

Tirar la piedra y esconder la mano




El trepidante calendario del que se quejaba Guardiola como “culpable” de la falta de chispa de sus jugadores ha sido el que ha salvado a la directiva de recibir más palos de los que realmente merece. Y es que desde su Presidente hasta los directivos que han salido a la luz pública se han hecho merecedores de recibir todas las críticas del mundo y más.


 


La resaca del clásico de Copa y el ruido que se hizo desde la capital de España ayudaron a que quedase en segundo plano la primera consecuencia negativa de la externalización del servicio de Barça TV. Porque las declaraciones “off the record” de Xavi salieron a la luz pública debido a que los controles de las imágenes y contenidos ya han dejado de ser potestad del Barça, pasando por muchas manos con intereses nada concordantes con los del club. En el futuro habrá más cosas que no se vean tanto pero que perjudican igual a la institución. El mal ya está hecho.


A la controvertida decisión del club de no denunciar la agresión de Pepe, le siguió la no menos discutida pasividad ante la intimidación “mafiosa” del Real Madrid a los árbitros y las críticas personales a los jugadores del primer equipo, que no tuvieron defensa por parte de ningún miembro de la directiva, más preocupados en ser el primero que le pusiese la puntilla a Ferran Soriano por el tema Spanair.


Por si no fuera suficiente, el señor Sandro Rosell acabó de cubrirse de gloria cuando afirmó que el tema arbitral “ no pinta bien” este año y que esperarían a final de año. ¿Esperar a qué? ¿Para hacer qué? ¿ Para conseguir qué? Cierto es que las declaraciones son una piedra lanzada con tirachinas comparada con todo lo que se dice en el Real Madrid, pero es que hay mil maneras para no decir nada, para contemporizar los ánimos, para relativizar todo el asuntos  y ninguna suena tan mal como lo dicho por Rosell.


Porque no es propio de alguien que no quiere decir nada el decir que esperarán a final de temporada a ver qué tal va. Eso es tirar la piedra y esconder la mano. Denunciar pero sin que nadie le pueda decir que denuncia. Es lo que en nuestro barrio se ha conocido toda la vida como actuar como un cobarde.


Ser un cobarde no es nada malo, en absoluto. El miedo es un mecanismo que te permite estar alerta de los peligros y ser capaz de responder ante las amenazas externas. Pero cuando se actúa con miedo a lo que puedan decir o pensar, se suele estar muy lejos de hacer las cosas que más beneficio te pueden reportar.


En el Real Madrid hace tiempo que se ha sobrepasado la línea de lo deportivo. Ante eso se puede optar por centrarlo todo en el fútbol, como ha hecho Guardiola y recalcar una y otra vez que es lo importante o se puede ir denunciando una a una todas las agresiones sufridas señalando claramente al culpable y demandando las responsabilidades que correspondan en cada caso.


No sabemos cuál es la opción más correcta. Seguramente las dos sean igual de válidas. Lo que sí que no es válido es la actitud de Rosell. Aquella que habla con cara de enfadado dos meses después de la agresión, aquella que amenaza con algo que sabe que no es capaz de cumplir, aquella que dice sin decir y que pretende ducharse y salir seco.


Porque si lo pretendes uno acaba haciendo el ridículo. Es como si alguien afirma que está convencido que el barcelonista prefiere  que Guardiola renueve  y perder la Liga y cuando se le dice que es lo que él desea no es capaz de decidirse por algo. De ese alguien diríamos que no es alguien capaz de dirigir a un club. Pero eso es solo algo tan irreal como la pregunta.  ¿o no?


No sabéis como nos duelen algunas cosas!!!


The Digital Garden.



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