Poco ha pasado desde que Abidal levantase la Champions League para poder hacer análisis en frío de todo lo sucedido en Wembley. Pero aún así, coincidiremos todos en que después del partido, si alguien representa el escudo del Barça, ese es nuestro capitán, Carles Puyol. Nadie mejor que él para representarnos.
Muchos le han acusado de no hacerse respetar ahí dentro, focalizando muchas críticas en él por no saber reconducir la situación del declive de Ronaldinho y dejarse comer la tostada por el Decosistema y todo lo que ello representaba. Puede ser que sea cierto, pero también lo es el que desde entonces, ha aprendido mucho.
Y se nota. Se nota en todas y cada una de las declaraciones que hace el capitán, llenas de sentido, compromiso, respetuosas con todo el mundo, alejadas del ruido mediático siempre. Pero sobretodo se nota y trasmite en sus actos tanto en el campo como dentro del vestuario, ganándose el respeto de todos.
Ahora, con el gesto de ceder el honor de levantar la Champions League a Abidal se ha ganado la admiración de todo el mundo. Seguramente es algo que habrá hecho muchas veces de puertas a dentro y que no han salido a la luz pública. Sin quererlo, el gesto le ha hecho aún más grande de lo que era.
Que nadie lo olvide, es el jugar que más títulos ha levantado en toda la historia del club. Y lo ha hecho siendo jugador decisivo en todos y cada uno de los títulos ganados. Porque Wembley no se entiende sin su enorme partido en el Bernabeu secando a Di Maria, C.Ronaldo y todo aquel que pasase por el carril izquierdo del Barça.
Su esfuerzo y compromiso está fuera de duda. Como también lo está su valía en el campo. Si se dosifica, si reparte sus esfuerzos, si deja la selección, el Barça podrá contar con el capitán tanto tiempo como lo hizo el Milan con Maldini. Porque ese debe ser el objetivo de todos, ver al capitán ganar tantas Champions League como su ídolo. Que mejor premio que ese.
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