Historia.Con todas las letras. Eso es lo que el Barça lleva haciendo en este último lustro en el que ha jugado 3 de las 5 últimas finales. Los aficionados culés podemos chocar con visiones diferentes, con puntos de vista contrapuestos, pero existe un nexo común en todos nosotros: el pertenecer a una institución tan grande, que es capaz de hacer temblar los cimientos del que supuestamente hasta la fecha, era el club referencia.
El Barça,hoy dirigido por un imperial Xavi y un infranqueable Piqué, ha devuelto al Real Madrid a la cruda realidad. Casi nadie ya se acuerda de aquel partido que se jugó en Mestalla y que para muchos suponía un cambio de hegemonía en el futbol mundial. Tan solo 2 semanas más tarde, el Real Madrid vuelve a estar en el mismo punto que hace 5 años, pero con 400 millones de euros menos en sus arcas.
Seguirán llorando y lamentándose de cosas que podrían haber pasado si no hubies eacontecido otra… ese ya famoso “ y si…” que tanto nos llena de satisfacción. Poco ha tardado Casillas en recordar que con un 0-0 y el 1-1 estaban clasificados. A nosotros ya nos va bien ese discurso. Mejor que se lamenten de ello y no analicen el porque juegan mejor con doble pivote y un 9 que a verlas venir con el trivote.
E
Casillas ha mantenido a flote a un Real Madrid que otra vez, tan solo ha disparado una vez a puerta en 90 minutos, esta vez eso sí, rubricado en gol de Marcelo. ¿ Tendrán también culpa los árbitros de que hayan chutado solo 2 veces a puerta en 3 horas de fútbol?
Se ha sufrido más por idiosincrasia del aficionado culé que por lo realmente vivido en el campo. Es cierto que el Real Madrid ha adelantado más las líneas respecto a otros partidos, pero la tónica ha sido la misma de siempre. Juego brusco basado en faltas reiterativas. Hoy hasta 31 faltas ha cometido el eterno aspirante a todo. A casi falta por minuto. Y luego claman al cielo cuando acaban con diez.
Por el camino hemos pagado penitencias en Atenas, y con eliminaciones tan dolorosas como las del CSKA. Pero nos hemos levantado y nos volvemos a presentar en Wembley de una manera muy diferente que el año olímpico.
Entonces éramos unos chicos inocentes que jamás sabíamos que era eso de levantar una copa porl as orejas. 19 años después, lucharemos por la cuarta Copa de Europa.
La felicidad ahora es enorme, pero sería justo recordar, que todo lo acontecido de Wembley a Wembley ha sido la clave del ciclo ganador que estamos viviendo.
19 años de trabajo, de curtir una filosofía de la que el hombre flaco de la gabardina tiene mucha culpa.
Señores,nos espera una final de Champions League. Demasiado premio para algunos, que piensan que, después de el Lute, somos el ladrón más ilustre del País.
Para acabar de redondear la noche, Abidal demuestra al mundo entero que las ganas de vivir y de luchar contra algo tan duro un cáncer pueden absolutamente con todo. Nos alegramos por él y por las lección que nos ha dado a todos.
The Digital Garden
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada