diumenge, 1 de maig del 2011

El peligro de gustarse demasiado




 


Queda poco para la vuelta de la Champions y menos para que los técnicos hablen ante los medios. El Barcelonismo anda eufórico tras ganar 0 a 2 al Madrid y tener la Liga casi sentenciada.  Es tal la euforia que a muchos les cuesta entender que lo más seguro es que se vaya a sufrir mucho para poder llegar a Wembley.


Esto nos ha llevado a una reflexión que seguramente resulte chocante para muchos culés, pero es una percepción que estamos teniendo y que no nos gusta nada. Todo parte del estilo que nos ha llevado 23 años después a ser un club envidiado por los demás, pero que nos puede llevar a caer en una complacencia general  que termine siendo perjudicial para los intereses de nuestros colores.


Cada vez que escuchamos que no pasa nada por perder porque lo hacemos con nuestro estilo se nos revuelven las tripas. Por perder no hay que refundar el club, pero pasar si que pasa. Somos fieles creyentes en el estilo y no renunciaremos a él por perder ni un partido ni tres temporadas, pero hemos de recordar que somos un club deportivo que compite para ganar. Y para hacerlo hemos entendido gracias a Johan que nuestro estilo lo hace más fácil.


Pero eso no significa que los demás estilos y métodos sean más o menos buenos, más o menos válidos.  Todo sistema en el fútbol, siempre que se haga sin violencia y con respeto, tiene que ser respetable y no hemos de pretender que el resto juegue como nosotros ni menospreciar aquello que sea diferente.


 Porque los demás, como nosotros, juegan para ganar y escogen la vía que quieran. Si la nuestra nos permite ser recordados mejor, pero ese no es el objetivo último.  ¿ O el Chelsea no juega peor que el Arsenal y en cambio no se cambiarían los seguidores también  gunners por los primeros? El estilo lo apreciamos porque sabemos que es la vía más fácil para ganar.


Por fuera poco, esta superioridad moral que se está creando en el Barcelonismo, está arrastrando a los aficionados a justificar cualquier acción negativa de los jugadores, que siempre queda escondida bajo algún tipo de sentencia que acusa a los demás de hacerlo también o de hacerlo de forma más notoria.


Haríamos bien todos aquellos que llegamos a la opinión pública en remarcar una y otra vez que actitudes como las de Alves, Busquets o Pedrito son tremendamente perjudiciales para sus propios intereses, así como para los del club. Son injustificables e, sobretodo, innecesarias para conseguir el objetivo último del club, ganar.


Por muy bien que intentemos jugar, las acciones antideportivas lo siguen siendo. Entrar en debates donde se acuse a los demás de hacerlo es improductivo y no eliminará el problema. Y es que en partidos que son visto por todo el mundo futbolero, cualquier acción puede hacer que niños o adultos dejen de sentirse identificados y tirar por la borda todo el esfuerzo que se lleva realizando años atrás, con lo que los efectos indirectos del estilo quedarían en nada.


Ahora que todavía estamos a tiempo sería interesante recapacitar sobre todo lo dicho. No queremos tener razón, simplemente es una sensación que nos invade., No olvidemos que hace 3 años el 80 por ciento de los culés veía como el mejor candidato a su banquillo a Mou, que tiempo después es el personaje más odiado.


El estilo es irrenunciable, porque es la única vía que nos ha llevado al éxito. El éxito es lo que todos queremos. Si además, de forma indirecta lleva consigo la eternidad y la admiración mejor. Pero los otros no están obligados a seguirnos y son tan legítimas como la nuestra. Si además, dejamos ciertas actitudes aparcadas, todo irá mucho mejor.


No sabéis que poco queda para la gloria!!!


The Digital Garden


 



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